sábado, 3 de enero de 2009

Navidades



¡Nos lo hemos pasado genial!
Todo se celebra alrededor de una mesa, y es bonito, ya que nos habla de la fiesta que nos espera...Me encanta leer estos dos versículos de la Biblia dónde nos dice:

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3,20, 21

Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Isaías 25, 6-10a

Aunque no hace falta esperar tanto, ya que cada día alrededor de una Mesa nos reunimos, cada vez que asistimos a la Santa Misa. Nos preparamos para la que vendrá.

A propósito de la Navidad y la cocina, me dejaron el otro día un libro se titula "La bendición de la Navidad" de Joseph Ratzinger, y nos cuenta la tradición de los postres navideños:
Hasta la costumbre aparentemente tan exterior como la repostería de Navidad tiene sus raíces en la liturgia de Adviento de la Iglesia, que en esos días de fin de año evoca la magnífica frase del Antiguo Testamento que dice:Aquel día, los montes destilaran dulzura y las colinas manaran leche y miel.
Los hombres de aquellos tiempos habían visto en esas palabras la síntesis de sus esperanzas de un mundo redimido. Y una vez más se dio que nuestros ancestros celebraron la Navidad como el día en que Dios vino realmente. Si Dios viene en la Navidad, reparte por decirlo así, la miel: donde Él esté, desaparece toda amargura, coinciden el cielo y la tierra, Dios y hombre, y la miel, la repostería de miel es un signo de esa paz, de la concordia y la alegría.



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