Me encanta el vino y cuando va unido a la gastronomía ni te cuento. Este verano visité las las Bodegas Viñas del Vero, me quedé sorprendida al conocer esta pequeña bodega Blecua, construida sobre las ruinas de una cueva donde en el siglo XI fue habitada por unos monjes benedictinos y más tarde se utilizan como fresquera, incluso cuadra. Al construir la bodega se integró en el edificio, esto le da un aire rústico y casi mágico además de ayudar supongo a mantener temperatura y humedad.
En esta bodega se celebran cada año unas jornadas dedicadas a la trufa y al vino, al que han acudido grandes chefs a los que admiro como Joan Roca, Andoni Luis Aduriz...y poseen una biblioteca gastronómica de más de 1000 libros.
Cuando la vi me entusiasmó y soñaba con poder zambullirme una tarde entre tanta sabiduría gastronómica en un lugar además con tanto encanto. Agradezco su generosidad al ponerla a disposición de quien lo solicite y lo bien que nos atendió Joaquin.
¡Estaba como un ratón en el queso!
Los que no hayáis probado aún ningún vino de esta noble tierra de Somontano os animo a que estas Navidades probéis Secastilla, vino elaborado con Garnacha, que gracias al clima y la altitud dónde se encuentran los viñedos producen un vino muy complejo, además del cuidado en cada punto del proceso de elaboración, desde la recogida manual, a la crianza en barricas de roble francés. El otro día tuve la suerte de catarlo y os aseguro que es un vino muy especial que os sorprenderá, y aunque no tengáis la suerte de probarlo en un entorno tan especial, seguro que está riquísimo con cualquiera de los menús navideños que tengáis para estos días.
Pienso que podría madirar de maravilla con este ternasco.
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